¿Qué es un Accidente Cerebrovascular (ACV)?

ACV

Conoce sus tipos, síntomas y cómo la kinesiología puede ayudar en la recuperación

El Accidente Cerebrovascular (ACV), también conocido como derrame cerebral o ictus, es una urgencia médica que ocurre cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se interrumpe, lo que provoca daño en las células cerebrales. Puede tener consecuencias físicas, cognitivas y emocionales importantes, pero con una atención rápida y un buen proceso de rehabilitación, muchas personas logran recuperar su funcionalidad y calidad de vida.

Tipos de ACV

Existen dos tipos principales de ACV:

  1. ACV Isquémico: Es el más común. Ocurre cuando un coágulo bloquea una arteria que lleva sangre al cerebro. Este tipo representa cerca del 85% de los casos.

  2. ACV Hemorrágico: Menos frecuente pero más grave, se produce cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe y causa sangrado en el tejido cerebral.

También existe un episodio llamado Ataque Isquémico Transitorio (AIT), conocido como “mini ACV”. Sus síntomas son similares pero temporales, y aunque desaparezcan, debe considerarse una señal de alerta.

Síntomas de un ACV

Reconocer los signos a tiempo puede salvar vidas. Los síntomas más comunes incluyen:

  • Pérdida repentina de fuerza o sensibilidad en la cara, brazo o pierna, especialmente de un solo lado del cuerpo.

  • Dificultad para hablar o entender el lenguaje.

  • Alteración en la visión, en uno o ambos ojos.

  • Pérdida del equilibrio, mareos o dificultad para caminar.

  • Dolor de cabeza súbito e intenso, sin causa aparente.

¿Cómo actuar?
Ante la sospecha de un ACV, llama de inmediato a los servicios de emergencia. Cada minuto cuenta.

¿Qué hace un kinesiólogo en la rehabilitación post-ACV?

La rehabilitación después de un ACV es esencial para recuperar funciones perdidas, evitar complicaciones y mejorar la independencia del paciente. Aquí es donde entra el kinesiólogo.

El kinesiólogo evalúa el estado físico del paciente y diseña un plan personalizado para:

  • Recuperar la movilidad y la fuerza muscular.

  • Reaprender funciones motoras básicas, como caminar, sentarse, mantenerse de pie o usar los brazos.

  • Prevenir caídas y contracturas.

  • Mejorar el equilibrio, la postura y la coordinación.

  • Promover la autonomía y la confianza del paciente en sus actividades diarias.

El proceso puede ser largo, pero con constancia, apoyo familiar y un equipo profesional adecuado, los avances pueden ser notables.

La importancia de un enfoque multidisciplinario

El trabajo del kinesiólogo forma parte de un equipo que puede incluir médicos, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, psicólogos y otros profesionales. Juntos ayudan al paciente a enfrentar no solo las secuelas físicas, sino también las emocionales y sociales del ACV.

Conclusión

El ACV es una condición seria, pero no es el final. Con detección precoz, tratamiento inmediato y un programa de rehabilitación adecuado —donde la kinesiología juega un rol fundamental— muchas personas pueden recuperar su funcionalidad e independencia.

Si tú o un ser querido ha tenido un ACV, no estás solo. Busca apoyo profesional y comienza cuanto antes el camino hacia la recuperación.